ORGULLOSO DE SU JARDÍN

Viejo minitractor, Granero, Propietario

 

Cuando el padre de Uli Rübke compró su primer minitractor en 1983, escogió un John Deere, afirmando que no podía permitirse uno más barato. Treinta y dos años después, su hijo y su nieto aún lo utilizan con orgullo; incluso participaron en un desfile para celebrar su 30.º aniversario.

Viejo minitractor, Propietario, Cliente, Casa antigua

Cuando el padre de Uli Rübke sustituyó su cortacésped manual por un minitractor John Deere en 1983, todo cambió. De repente, todos querían segar su jardín y 30 años después, aún sigue siendo así. Desde arrastrar troncos y remolques hasta segar campos de fútbol y huertos, el John Deere 111 se ha ganado su terreno con el transcurso de los años. Ahora disfruta de su merecida jubilación, pero todavía arranca a la primera y siempre está listo cuando hace falta.

Un equipo fiable, año tras año.

ULRICH RÜBKE
Viejo minitractor, Propietario, Llave
Viejo minitractor, Propietario, Campo, Jardín, Detalle

“Los vecinos han comprado seis o siete minitractores baratos desde que tenemos este”, afirma Uli sonriendo mientras acaricia orgulloso su máquina. “Ninguno de ellos ha durado tanto. El nuestro está algo desgastado, pero está bien mantenido. Incluso conserva los neumáticos delanteros originales.”

Con su ojo avizor y actitud calmada, Uli Rübke es la viva imagen de un capitán de barco fluvial. Desde el puente de su remolcador de 13 m, dirige una potente draga que mantiene el río Aller navegable para embarcaciones de pasajeros y de paseo. Después de 40 años de servicio, Uli conoce las aguas locales como la palma de su mano. Su tacto con las máquinas es legendario entre sus colegas: si alguien trata mal a su remolcador durante su ausencia, Uli lo sabe en el momento en que toma el timón y pone en marcha su motor Mercedes diésel de 6 cilindros. 

Viejo minitractor, Propietario, Volante

     

Viejo minitractor, Propietario, Pueblo, Desfile

“En la cocina de su casa de vigas y ladrillos ubicada en Wittlohe (Baja Sajonia) hay un retrato enmarcado del desfile con el que Uli, su esposa Silke y su hijo Mark celebraron el 30.º aniversario de su John Deere. Aunque solamente invitaron a los vecinos, la noticia se extendió rápidamente por los pueblos cercanos. El día del gran evento, no menos de 27 minitractores acudieron a presentar sus respetos, liderados por Uli y su fiel 111.

DE TAL PADRE, TAL HIJO

A Mark, el hijo de Uli, le enseñó a manejar el cortacésped su abuelo y aún recuerda el día en que tuvo la edad suficiente para manejar el John Deere de su familia. Ahora que Mark estudia para ser ingeniero mecatrónico, aprecia más que nunca la calidad de su John Deere. La gorra que Mark lleva en la foto no es la única herencia que ha sobrevivido al paso del tiempo: como parte de la tercera generación de Rübkes que juega en la portería, Mark todavía usa los pantalones de fútbol cortos acolchados de su abuelo en los partidos especiales.

Aunque los Rübkes valoran la calidad y la tradición, también avanzan con el tiempo. Como parte de una comunidad unida, la familia participa en diversos ambiciosos proyectos que utilizan la tecnología más avanzada para preservar o mejorar la calidad de vida de residentes y visitantes. Entre los proyectos recientemente completados, destacan la construcción y puesta en funcionamiento de una nueva tienda local en régimen de cooperativa, y la instalación de un transbordador en el río propulsado por energía solar; una hazaña que ha costado conseguir a base de años de paciencia y perseverancia.

Imagen antigua, Minitractor, Cliente, Jardín, Niño

  

Ahora es uno más de la familia.

SILKE RÜBKE
Minitractor, Pueblo, Cliente

UNO MÁS DE LA FAMILIA

Cuando la familia compró un nuevo minitractor hace dos años, todo sabían que tenía que ser un John Deere. “Nuestro nuevo X155R se fabrica con la misma calidad que el 111, junto con numerosas mejoras técnicas que facilitan el trabajo, como el recogedor de doble capa.” El concepto de cambiar su antigua máquina nunca se le ocurrió a la familia Rübke, aunque están seguros de que merece la pena. “Ya forma parte de la familia”, nos explica Silke encogiéndose de hombros. “Jamás nos desharemos de él. Si alguna vez llega ese día, es posible que lo enterremos en el jardín.”

     

Viejo minitractor, Granero, Propietario