Al principio no fue fácil. Cuando Markus Schneider abrió su bodega en Ellerstadt, Alemania, solo tenía 18 años y no tenía solvencia. Pero sus padres creían en él. Invirtieron todos sus ahorros y, en poco tiempo, la bodega se convirtió en un negocio familiar próspero. ¿Cuál es el secreto? ¡Vea el vídeo y descúbralo!