El ritmo de la vida en los pastos de montaña no ha cambiado en siglos. En primavera, en cuanto desaparece la nieve, los animales suben. Al comienzo de octubre, vuelven a bajar al valle para el invierno. Sin embargo, antiguamente no había ni senderos ni carreteras. Todo se transportaba a pie. El estiércol se transportaba en cestas, los prados se segaban con una guadaña, el heno se ataba en pacas y se llevaba al granero.